Capítulo 115

Capítulo 115

«¡Miren esta foto! Son todas damas de la alta sociedad rodeando a nuestra diosa Qianrou como si fuera una estrella brillante.»

«Por supuesto, ¿quién no querría ser amiga de una genio perfumista como la diosa Qianrou?»

Mientras leía los comentarios, Su Qianrou sonrió con satisfacción.

En ese momento, Li Lan entró en la habitación con una sonrisa.

—Qianrou, te preparé un nido de golondrina. Está recién hecho, cómetelo mientras aún está caliente.

—Gracias, mamá —respondió Su Qianrou, tomando el tazón con elegancia.

—Cariño, la señora Song nos envió muchísimos regalos de lujo. De verdad, es increíblemente generosa. Además, me invitó a un spa mañana. ¡Creo que al fin podré entrar en el círculo de las esposas de la alta sociedad!

Mientras comía su nido de golondrina, Su Qianrou no se mostró demasiado sorprendida. Esto era solo el comienzo.

En su mente apareció la imagen del elegante y distinguido Fu Nancheng. Cuando ella estuviera en la cima, él sin duda se enamoraría de una mujer tan brillante como ella.

Li Lan miró a su hija con orgullo. Luego sacó una llave de auto y la colocó sobre la mesa.

—Qianrou, esto es para ti. Un Ferrari. Seiscientos mil dólares. Para que mañana vayas feliz a tu primer día en CC.

¡Un Ferrari de seiscientos mil dólares!

Su Qianrou no pudo contener su alegría y abrazó a Li Lan con entusiasmo, besándola en la mejilla.

—¡Mamá, te amo!

Li Lan le devolvió el abrazo con cariño. Qianrou era su hija más sobresaliente, su orgullo. En cambio, Su Ci era su mayor vergüenza.

—Mamá también te ama, cariño.

Villa Yipinlan.

Su Ci entró cargando una caja grande. Era un regalo que Lin Jiaojiao le había traído del extranjero. Cuando le preguntó qué había dentro, Lin Jiaojiao solo le guiñó un ojo con aire misterioso y le dijo:

—Ábrelo y lo sabrás.

En ese momento, Fu Yingying corrió hacia ella con el rostro lleno de preocupación.

—¡Ci Ci, al fin llegaste! Escuché que quieres entrar a CC… ¡Estamos perdidas! ¡¿Cómo vamos a lograrlo?!

De pronto, pareció recordar algo y sus ojos brillaron.

—¡Ya sé! Busquemos a mi tío. Él sin duda puede hacer que entres en CC.

Justo entonces, la puerta de la villa se abrió y Fu Nancheng entró.

Él ya estaba al tanto de lo sucedido. Song Zilin le había enviado dos notas de voz.

La primera:

—Hermano, tu prometida Su Qianrou es increíble. ¡Realmente logró curar el rostro de mi madre!

La segunda:

—Hermano, hoy Su Ci dijo que quiere entrar a CC. Jajajaja, esa campesina fea debe estar loca. ¿Cómo se le ocurre semejante estupidez?

Fu Nancheng, con su porte elegante y su figura alta e imponente, entró en la sala justo cuando Fu Yingying lo agarró del brazo.

—¡Tío, por favor, esta vez tienes que ayudar a Ci Ci! Quiere entrar en CC.

Fu Nancheng dirigió su mirada hacia Su Ci.

Pero ella ni siquiera lo miró.

—Yingying, no necesito que nadie me ayude. Puedo entrar en CC por mi cuenta.

¿Qué?

Fu Yingying parpadeó, incrédula.

Fu Nancheng alzó una ceja con interés.

¿Ella, entrar a CC por su cuenta?

¿Acaso había olvidado que era una campesina sin talento ni educación?

Pero antes de que pudiera decir algo, Su Ci cambió de tema con tranquilidad.

—Yingying, pásame unas tijeras. Quiero abrir esta caja.

—¡Voy!

Fu Yingying corrió a buscar las tijeras y se las entregó con curiosidad.

—Ci Ci, ¿qué hay dentro?

—Ni idea.

Dicho esto, Su Ci abrió la caja y sacó su contenido.

El siguiente segundo, se quedó completamente atónita.

La caja estaba LLENA de condones.

«……»

Su Ci de inmediato los volvió a meter dentro con rapidez. Tal vez nadie los vio, ¿verdad?

Miró de reojo.

Bien.

Fu Nancheng no parecía haberlos notado.

¡Menos mal, menos mal!

¡Había que devolver esta caja ahora mismo!

Pero en ese momento, Fu Yingying, más rápida que un rayo, tomó uno de los paquetes y lo levantó con curiosidad.

—Tío… ¿qué es esto?