Capítulo 71

Capítulo 71

Fu Nancheng echó un vistazo a la pulsera y pareció satisfecho, luego su mirada se posó en Su Ci.

«Pónsela a ella.»

Su Ci había estado tratando de minimizar su presencia todo el tiempo. Para obtener el colgante de jade, había accedido a actuar como una simple sirvienta, siguiéndolos en silencio.

Ahora, de repente, la llamaban. Miró al hombre con asombro.

¿De verdad le estaba dando la pulsera de diamantes?

¿No era para Su Xue?

¿O tal vez solo quería que se la probara porque Su Xue no estaba presente?

«Señorita, permítame ponérsela.»

La gerente de la joyería ajustó la pulsera en la muñeca esbelta y blanca de Su Ci.

Su piel era clara como la porcelana, y la pulsera de diamantes resaltaba aún más su delicadeza.

«Wow, es preciosa.» La gerente elogió sinceramente.

Su Ci miró la pulsera, y en ese momento, la voz baja y profunda de Fu Nancheng sonó en su oído.

«¿Te gusta?»

Le estaba preguntando si le gustaba.

Por un instante, Su Ci sintió que su muñeca ardía.

Le dio la ilusión de que esta pulsera… había sido comprada para ella.

Inmediatamente se la quitó y la colocó de nuevo en la caja.

«No sé si a Su Xue le gustará.»

Fu Nancheng no mostró ninguna reacción.

No importaba qué usara, siempre se veía bien. Ya fuera la pulsera de jade que su madre le había dado o esta pulsera de diamantes, pero ella no quería ninguna de las dos.

Fu Nancheng se levantó y echó un vistazo al escaparate. Finalmente, se fijó en una horquilla de perlas.

«Déjeme ver esa.»

«Señor, tiene un gusto excelente.» La gerente sonrió y explicó: «Esta es la horquilla Princess, inspirada en una tiara de la realeza británica. Está decorada con veinticuatro pequeñas perlas del Mar del Este, un diseño realmente delicado.»

Sacó cuidadosamente la horquilla y se la entregó a Fu Nancheng.

Era pequeña y refinada, con tres filas de perlas, exudando un aire de elegancia juvenil, como si perteneciera a una princesa.

Fu Nancheng la tomó en sus manos, caminó hacia Su Ci y, sin decir una palabra, la colocó en su cabello.

A ella le quedaban perfectos los accesorios con un aire juvenil, especialmente las perlas puras e impecables, que realzaban aún más su aura etérea.

«Fu Nancheng, yo no quiero esto.»

Su Ci no entendía por qué él le estaba regalando cosas. Levantó la mano para quitarse la horquilla.

«No la toques.» Su tono era inquebrantable. «Si te la quitas, haré que todos sepan que hemos dormido juntos.»

«¿Qué?»

Fu Nancheng arqueó una ceja y la miró fijamente.

«Esa noche dormimos juntos. Yo, Fu Nancheng, no maltrato a las mujeres que han estado conmigo. Considera esta horquilla como tu recompensa por aquella noche.»

«Tómala y estaremos a mano. No quiero que digas nada frente a mi esposa. Me gusta mucho mi esposa y no quiero que afectes nuestra relación.»

El corazón de Su Ci se hundió.

¿La estaba tratando como… alguien que se vende?

«No diré nada, pero no quiero la horquilla.»

«¿No quieres la horquilla?» Su mirada se volvió más penetrante. «Entonces, ¿me quieres a mí?»

«…»

Fu Nancheng la miró desde arriba con una sonrisa fría.

«Acéptala y no seas codiciosa. Yo no te pertenezco.»

Ya no tenía opción.

Si rechazaba la horquilla, sería como admitir que tenía otras intenciones con él.

Sin decir más, Su Ci la tomó.

Fu Nancheng sacó su tarjeta negra con letras doradas y pagó la compra.

En ese momento, Su Xue regresó apresuradamente, con una expresión emocionada.

«¡Cariño, ya volví~!»

Pero no traía ningún documento consigo.

«Cariño, creo que te equivocaste. Revisé el auto dos veces, pero no encontré ningún archivo. No había ningún documento allí.»

Los rasgos afilados de Fu Nancheng se mantuvieron indiferentes.

«Entonces debí recordarlo mal.»

Los ojos de Su Xue brillaron al ver todas las joyas y diamantes en exhibición.

«Cariño, entonces ahora sí podemos empezar a elegir accesorios. Quiero una pulsera de diamantes.»