Capítulo 73

Capítulo 73

«¿Compañera de cama…?»

Esas dos palabras fueron como un balde de agua fría, apagando la calidez que aún quedaba en su palma, extinguiendo la leve emoción que había sentido momentos antes.

Así que… ¿para él, solo era una compañera de cama?

Su Ci ya no tenía nada más que decir.

«Además, tengo que salir de viaje por negocios. Saca mi número de la lista negra y llámame si necesitas algo.»

Dicho esto, Fu Nancheng se subió a su coche y se marchó.

Fu Nancheng realmente se fue de viaje, y Su Ci intentó contactar a Su Xue, pero ella simplemente se negó a responder sus llamadas.

Mientras tanto, la competencia para elegir a la embajadora de la marca de joyería de la familia Fu llegó a su fin, y el resultado fue claro: la elegida fue Su Wan’er.

Su Ci recibió una llamada de la casa principal de la familia Su. Querían que asistiera al banquete de celebración; toda la familia estaba celebrando la victoria de Su Wan’er.

En la mansión de los Su, Su Wan’er estaba rodeada de felicitaciones.

La anciana señora Su tomó su mano con entusiasmo y, con gran satisfacción, repitió tres veces:

«¡Bien, bien, muy bien! Mi Wan’er ha logrado algo increíble. Ahora es la embajadora de la joyería de los Fu y ha conseguido una invitación al banquete de la familia Fu. Wan’er, estás un paso más cerca de convertirte en la señora Fu.»

«Abuela, me estás avergonzando.» Su Wan’er sonrió tímidamente.

Entonces, Su Jun, su tío, miró a su hermano menor con una sonrisa burlona.

«Segundo hermano, ¿por qué estás tan callado? El banquete de los Fu no es para cualquiera. ¿Recibieron ustedes una invitación?»

Su Changrong y Li Lan, los padres de Su Ci, se encogieron en su rincón, incapaces de responder.

Por supuesto que no habían recibido ninguna invitación.

Con la posición actual de su rama de la familia Su, no estaban en la lista de invitados de la familia Fu.

Para Su Changrong, como suegro de Fu Nancheng, era humillante no poder siquiera poner un pie en la casa de los Fu mientras veía a la otra rama de la familia disfrutar del éxito.

No podía aceptarlo.

Fu Nancheng debía ser de su lado de la familia.

Todo este honor también debería haberles pertenecido a ellos.

En ese momento, Su Wan’er vio a Su Ci entrar en la casa. Se levantó de inmediato con una sonrisa maliciosa.

«Su Ci, has vuelto. Segundo tío, segunda tía, ¿sabían que Su Ci tiene novio? Ayer la vi con mis propios ojos… ¡Entró a un hotel con él!»

Su Ci miró fríamente a su prima, que claramente estaba buscando problemas.

«¿Tienes novio?» Li Lan se quedó atónita.

Su Wan’er sacó su teléfono y mostró una foto.

«Miren, este es el novio de Su Ci.»

En la imagen, se veía a un hombre de mediana edad, calvo y con una barriga prominente.

«¡Pfft!»

Su Jun estalló en carcajadas.

«Segundo hermano, ¿es esto una tradición en su familia? Parece que a tu hija le gustan los hombres mayores, y esta vez ha encontrado uno calvo y gordo. ¡Qué gusto tan peculiar!»

Su tía cubrió su boca fingiendo sorpresa.

«Bueno, considerando que Su Ci creció en el campo y con esas cicatrices en su cara, debería estar agradecida de que siquiera un hombre como ese la quiera.»

La anciana señora Su golpeó el suelo con su bastón, furiosa.

«¡Su Changrong, Li Lan! ¿Así es como educan a su hija? ¡Wan’er está a punto de casarse con la familia Fu y esta Su Ci se atreve a avergonzarnos de esta manera!»

Su Changrong y Li Lan ya estaban molestos, pero ahora sentían que su humillación no tenía límites.

«Su Ci, ¡explícate ahora mismo!»

Su Ci reconoció al hombre de la foto. Era un desconocido con el que se había topado accidentalmente la noche anterior, y Su Wan’er había logrado capturar el momento justo.

«No tengo nada que ver con ese hombre.»

«Su Ci, no mientas. Lo vi con mis propios ojos.»

Diciendo esto, Su Wan’er se acercó de repente y le arrancó la parte superior del vestido.

El hombro de Su Ci quedó expuesto bajo la luz, revelando una piel tersa y delicada… llena de marcas de besos.

Su Wan’er sonrió con triunfo.

«¡Miren las marcas en su piel! ¡Su Ci, anoche estuviste en un hotel con ese hombre calvo!»

Su Ci permaneció en calma.

Claro, había estado con un hombre anoche…

Pero ese hombre no era otro que Fu Nancheng, el poderoso patriarca de la familia Fu, el hombre al que Su Wan’er tanto deseaba conquistar.

¿Un viejo calvo?

Su Wan’er realmente tenía agallas para decirlo.

Se preguntaba qué diría Fu Nancheng si supiera que lo llamaban así.

Su Wan’er aún la tenía agarrada del vestido, sin intención de soltarla.

Su Ci la miró con frialdad y, con voz suave pero helada, pronunció solo dos palabras:

«Suelta la mano.»