Capítulo 8
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Capítulo 8
Tomando el lugar para dormir con Fu Nancheng
El rostro de Su Ci, apenas del tamaño de una palma, era de una belleza fría y exquisita. Su piel era tan clara como la porcelana blanca, y sus ojos, brillantes y cristalinos, parecían contener un reflejo de agua en movimiento. Su presencia irradiaba un encanto hipnótico, delicado y seductor.
En realidad, la cicatriz en su rostro era falsa.
Su Ci salió de la habitación y se dirigió al dormitorio principal.
Iba a dormir con Fu Nancheng.
Pensó que después de aquella noche no volverían a cruzarse, pero ahora tenía que hacerse pasar por Su Xue y compartir la cama con él.
Recordó su alta y distante figura momentos antes, su advertencia fría y tajante. Respiró hondo y entró en la habitación.
Fu Nancheng ya estaba acostado. Su Ci subió a la cama con cuidado y se acostó lo más lejos posible de él.
Fu Nancheng no estaba de buen humor. Tal vez era por aquella pequeña sirvienta de antes, con sus ojos limpios y puros, brillantes como estrellas. A pesar de su inocencia, había escrito una carta tan descarada y provocadora para su sobrino.
Sacudió la cabeza para sacarse esa imagen de la mente y abrió los ojos, dirigiendo la mirada a la frágil figura que yacía a su lado.
Ella dormía pegada al borde de la cama, como si un pequeño movimiento pudiera hacerla caer.
—¿Por qué te acuestas tan lejos? Acércate —ordenó con desagrado.
Su Ci se movió un poco, acercándose a él.
Fu Nancheng captó el delicado aroma que la envolvía. Sí, era ese aroma.
No sabía de qué fragancia estaba hecha, pero era embriagadora.
—Duerme en mis brazos —dijo con voz grave.
¿Dormir en sus brazos?
Su Ci sintió sus pestañas temblar. No quería hacerlo, pero en ese momento ella era «Su Xue». Si se negaba, él podría sospechar.
Se movió con rigidez y, tras un momento de vacilación, giró sobre su costado y se acurrucó en su pecho.
Fu Nancheng deslizó un brazo fuerte alrededor de sus delicados hombros, acercándola más. Hundió su rostro en su cabello y aspiró su fragancia.
—Dime, ¿qué perfume usaste la última vez?
—No uso perfume —respondió ella.
—¿Estás diciendo… que este es tu aroma natural?
La voz grave del hombre tenía un matiz divertido y provocador. Su Ci sintió su aliento cálido rozar su mejilla y se sonrojó.
—No quise decir eso, señor…
De repente, Fu Nancheng le sujetó la barbilla y la obligó a mirarlo.
—¿Señor? ¿Por qué me llamas así?
Solo la pequeña sirvienta lo llamaba «señor».
El corazón de Su Ci dio un vuelco. Estaba tan nerviosa que había olvidado corregirse.
Él la miró con desconfianza. Ella reaccionó rápido y dijo con voz temblorosa:
—Es que… es la primera vez que duermo contigo. Estoy muy nerviosa~
Fu Nancheng la observó detenidamente. Sabía que Su Xue era hermosa, pero esta noche su belleza era asombrosa.
Su piel blanca como la porcelana, la suave pelusa de su rostro apenas visible bajo la luz, sus labios rojos, su cabello negro como la noche y esos ojos luminosos como cristales centelleantes…
Comparada con la Su Xue que veía de día, esta versión era demasiado deslumbrante.
Él aún no sabía que estaba comparando un original con una imitación.
Sus labios se curvaron levemente en una sonrisa irónica mientras acariciaba su delicado rostro con los dedos ásperos de su mano.
—¿Desde cuándo eres tan tímida? La otra vez tuviste bastante valor para trepar sobre mí.
Su Ci apretó los labios con incomodidad.
—Esa vez… la anciana me había drogado…
Fu Nancheng la miró fijamente.
—Entonces, dime, ¿cómo deberías llamarme?
Recordó las veces que Su Xue lo llamaba «esposo» con voz melosa y se sintió abrumada.
Quería evitarlo, pero la forma en que él sostenía su mentón con autoridad la dejó sin escapatoria.
—E-esposo…
Su voz fue tan rápida y suave como un susurro. Apenas terminó de decirlo, escondió su rostro en su pecho, sintiendo que su vergüenza la consumía.
No podía imaginar cómo reaccionaría él si algún día descubría que la chica a la que estaba abrazando no era su esposa, sino su pequeña sirvienta… y que incluso la había hecho llamarlo «esposo».
Fu Nancheng arqueó una ceja. No tenía intención de provocarla, pero verla tan nerviosa y tímida lo entretenía.
Su dulce voz, suave y melancólica, resonó en su pecho, haciendo que su nuez de Adán se moviera ligeramente con deseo contenido.
Capítulo 8
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El poderoso CEO solo ama a su esposa sustituta
Ella era una joven humilde del campo, considerada la «payasa» de la familia, obligada a casarse en lugar de su hermana con Fu Nancheng, el hombre más poderoso de Ye City.
De día, vivía...
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